Solo existe la muerte en este mundo aparte, una realidad insospechada al otro lado de las murallas que forman los monoblock. Es tu decisiĂłn adentrarte por el pasaje en tinieblas que bordea la canchita y los edificios bajos. EstĂĄs a tiempo de regalarle este libro a un amigo que no tenga problemas para dormir.
Mi advertencia no es ingenua. LeĂ el primer manuscrito hace unos años, cuando conocĂa a Karina Sacerdote por su poesĂa y sus eventuales âinolvidablesâ cuentos. Pero nada me preparĂł para los personajes fatales que gravitan en la vida de GermĂĄn y Marianela: el Polaquito y el Bola Flores. ÂżSabĂ©s lo que le hace a un pobre gato el Polaco para descargar la bronca? QuĂ© no le harĂa a su peor enemigo.
Esta novela no recorre un tĂșnel del horror con monstruos mecĂĄnicos, es una historia vĂvida de movilidad social descendente. GermĂĄn te lleva de la mano en su regreso obligado al barrio y es un recordatorio. En Ă©pocas de precarizaciĂłn quiĂ©n estĂĄ exento de caer en picada.
El edificio 69 muestra sus tripas de hormigĂłn en el sexto piso para siempre inconcluso. Desde ese vĂ©rtigo de columnas sin paredes GermĂĄn mira abajo, hacia el vacĂo, los jardines que nunca llegaron a ser jardines, cercados con una verja de fierros oxidados por el meo. Familias y amores y sueños de superaciĂłn marchitos. Sabe que terminar en el barrio serĂa como no haber vivido, por eso ni siquiera lo ilusiona un futuro mejor, se conforma con no morir en los monoblock. No por ahora, no mientras leas estas pĂĄginas.
Luis Cattenazzi