Montevideo, primera década del siglo XXI. El narrador de Sólo te quiero como amigo cae "en la trampa de las parejas con apartamento luminoso y división de gastos diarios".
La novela, que va y viene en el tiempo, se interroga por el lugar del amor en las relaciones, y por las relaciones en sí. Como todo en Dani Umpi, las frases brillan con chispa, humor e inteligencia (y, quizás, un poco de psicosis).
La soledad, la inseguridad, las supuestas ventajas de la vida moderna son puestas en crisis por esta pequeña, y nada pretenciosa, obra maestra.