Existe una parada en el caminar, que da el respiro necesario para seguir avanzando. Laura Inés Haye la encontró en el movimiento nuevo, en la insistencia desde otros lugares: en recomenzar en torno a una vida que no sea solo sufrimiento y drama, sino además alegría, dicha, un reto cálido en el que se sorteen los obstáculos. Porque no es preciso el dolor para avanzar: también en la felicidad se aprende y se crece.
En las páginas de Todas mis versiones y yo, la escritura se plantea como una posibilidad lúdica de declararse fuera de lugares "buenos" para el qué dirán. Las palabras nacen de las manos de la autora como una capacidad de reproducir y repensar sus huellas, como un espejo donde puede recorrer las batallas que ha ganado, la vida que ha construido, las pasiones que ha gestado, el perenne amor de pareja, las maneras de adaptarse y valorarse en cada una de sus versiones.