La apuesta de Serge Pey en este libro es de la mĂĄs radical estirpe: para Ă©l, el poema es el espacio polĂtico primario; para Ă©l, la poesĂa es la prĂĄctica polĂtica elemental. Quien hace historia de la literatura elabora una especie de parapoesĂa,escribe parapoemas, porque busca el fundamento de la poesĂa en los enunciados de las ciencias que corren paralelas al devenir del poema, tales como la jurisprudencia o las ciencias sociales. Quien hace crĂtica de la literatura construye unasuerte de metapoesĂa, escribe metapoemas, porque busca el fundamento de la poesĂa en los discursos sobre la contingencia humana, que van mĂĄs allĂĄ del suceso del poema, tales como las ciencias polĂticas o la economĂa. Quien hace teorĂa de la literatura inventa un discurso archipoĂ©tico, escribe archipoemas, porque busca el fundamento de la poesĂa antes del acontecimiento poĂ©tico, sumĂĄndose a las pretensiones de las ciencias cognitivas y naturales. Todos ellos buscan el origen de la poesĂa en pensamientos, conocimientos o circunstancias que supuestamente preceden a la apariciĂłn del poema. Acaso se equivocan. «Que todo poema es una contraseña» escribe nuestro poeta, porque entiende que el poema es la llave primitiva del mundo.