Solo un amor nos desnuda el alma y nos lleva al mañana.
Un viejo bolero afirma que: «Sin un amor, la vida no se llama vida…». Y son muchas las formas de calificar ese sentimiento que no deja tranquilo a nadie, sin que ninguna de esas definiciones abarque la realidad de las relaciones de pareja. Es el encuentro de espíritus libres como mariposas que remontan el vuelo en pos de una nueva flor: almas afines que se unen y luchan contra incomprensiones, o seres que, privados de la felicidad del amor, avivan recuerdos o crean idilios imaginarios.