Imagina que alguien te susurra al oído, con versos, todo lo que
necesitas saber para cuidar tu cuerpo, tu mente y tu entorno. Ese es
el espíritu de Canto general de la salud, una obra que mezcla poesía,
fi losofía cotidiana y una pizca de irreverencia.
Como un amigo sincero que no teme decir lo que piensa, Norman
Agnar nos habla sobre cómo las frutas pueden ser medicina, por
qué el descanso es revolucionario, o cómo la lujuria y el cigarro no
son más que trampas disfrazadas de placeres.
Pretende, con su poesía, ayudarnos a reconectar con lo esencial: ali-
mentarnos mejor, movernos más, pensar menos tonterías, amar sin
destruir y recordar que la naturaleza es nuestra aliada más íntima.
Canto general de la salud es esa pausa poética que nos recuerda que
vivir sano no es una imposición, sino un arte. Un canto, sí, pero
uno que suena como consejo, como advertencia y como abrazo.