Metafísica sabe a antiguo, a tiempos pasados. ¿Acaso no relacionamos el concepto de posmodernidad con muerte de la metafísica? Una de las características del siglo XX ha sido la crítica sin contemplaciones a ese tipo de filosofía eterna y sistemática que asociamos al término de metafísica. Y, sin embargo, nada más actual que las cuestiones metafísicas. No hay manera de evitar que una y otra vez vuelva ese tipo de preguntas primeras sobre Dios, el hombre o el mundo, que quieren saber qué es lo que podemos conocer, qué es lo que debemos hacer o qué es lo que nos cabe esperar. Y de esta suerte se crea un puente que va desde Wittgenstein o Heidegger hasta Aristóteles, pasando por Kant y Hegel, por donde transitan estos pocos y trascedentales interrogantes. En este volumen se recogen los restos del naufragio metafísico para devolver a la filosofía la seriedad que ninguna moda puede robarle. Hay artículos, como los de Humberto Giannini o Patricio Peñalver, que se enfrentan a qué significa hoy hablar de metafísica. El de Gómez Pin se centra en las cuestiones que suscitan la idea de mundo o de naturaleza. Los hay, como los de Jorge Ibáñez y Rodríguez-Pereyra, que se centran en torno a la muerte. Mientras que Ortiz Osés vuelve sobre el tema de Dios, Ramón Rodríguez se fija en lo que sea el sujeto. Y no falta la cita con las cuestiones más celosamente metafísicas tales como la comprensión actual del trascendental, escrito por Hoyos Jaramillo, el sentido, estudiado por Patxi Lanceros, o el tiempo, por Eugenio Trías. No hemos querido que faltaran en esta Enciclopedia Iberoamericana las reflexiones de José Gaos sobre el destino de la metafísica y la de Eduardo Nicol sobre el lugar del hombre, a cargo de Antonio Zirión Quijano y Juliana González, respectivamente.