En la actualidad se ha logrado identificar la necesidad de pensar el espacio como una construcción sociocultural y económica, en donde intervienen los actores locales en el proceso para su propio bienestar, permitiendo que la producción rural sea desplegada más allá de la individualidad de la finca y se integre a procesos locales, regionales, nacionales y globales. Es así como la innovación social en la ruralidad se entiende en sentidos ambientales, económicos y culturales de acuerdo a la multifuncionalidad del territorio.