En Diario de Marcos, el veterano escritor y periodista Abel Hernández, figura imprescindible de la crónica política durante la Transición, afila su pluma para dar color y vida a la historia de Jesús de Nazaret, que es "contada de cerca" por un aún joven e inexperto evangelista Marcos, a quien Jesús le encarga, nada más conocerle en Betsaida, que tome nota de todo lo que vea y oiga mientras esté a su lado.
A través de los ojos asombrados de Marcos —y de la maestría como cronista de Abel Hernández— se van sucediendo, con pulcritud pero sin artificio, los acontecimientos, manifestaciones y hechos comprobados de la vida pública de Jesús de Nazaret, en el contexto, las costumbres y los paisajes de su tiempo. En esta "crónica" vibrante, los lugares y personas que rodearon al Nazareno cobran un protagonismo único, trasluciéndose la mirada de ternura infinita y complacencia con la que Jesús se acercaba a la naturaleza y a las personas que empezaban a seguirle, sobre todo los más desvalidos y necesitados.
El autor confiesa que un impulso interior fuerte e inesperado le empujó a escribir este libro: "A medida que iba descubriendo los rasgos singulares del protagonista y lo observaba de cerca, notaba, o eso creía, que iba, poco a poco, desvelándose en este Diario de Marcos el rostro de Jesucristo. A pesar de mi evidente indignidad y mis limitaciones para abordar tal empresa, una fuerza misteriosa me ha llevado de la mano hasta concluir el retrato".