El punto de partida para los análisis que integran esta obra radica en una clara concepción de la educación como derecho. El trabajo puntualiza, en primer lugar, dos ideas en torno a lo que entendemos como educación que se asocian, por un lado, a una práctica social que permea todos los niveles de la vida humana en todas las épocas y, por otro, a la educación formalizada en escuelas de alcance masivo que se vincula con el desarrollo de los Estados nacionales modernos. A partir de esas especificaciones, establece las finalidades básicas de la educación contemporánea: la educación entendida como cambio, que le da al sujeto la posibilidad de relacionarse con su entorno y sus semejantes, y la educación que integra a las personas en los modos de vida, valores y aspiraciones de cada comunidad. De estas dos funciones surge claramente el carácter de derecho fundamental que asiste a la educación.