NacĂ en Cuba y durante mi adolescencia los amigos no nos veĂamos en discotecas, bares o cafĂ©s. La Biblioteca nacional era nuestro lugar mĂĄs habitual de encuentro; de manera que mi generaciĂłn y yo enfermamos de la enfermedad del Quijote.
Sólo asà puedo explicar este libro, que es un itinerario por otros libros, marcado siempre por el mero disfrute de decidir qué pasarå en la siguiente oración o qué harån los personajes.
DirĂa, para presentarme, que las lecturas me hicieron enloquecer y que sĂłlo la ironĂa me ha devuelto un poco de cordura. Sin embargo, es muy posible que me estĂ© parodiando a mĂ mismo.