Este texto, obra pĂłstuma del autor, encontrado al ordenar su archivo personal, es un ensayo doblemente inconcluso. Porque Horacio Godoy nunca dio por finalizado este trabajo, sobre el que me fuera comentando durante los años de nuestra estrecha colaboraciĂłn, y porque: âla patria es un dolor que no termina nuncaâ.
He llegado a creer que fueron muchos de sus comentarios con el sello de su ironĂa reflexiva, que se fueron agregando durante las pocas pausas de su extenso trabajo.
No puedo precisar las fechas en que lo comenzĂł, ni cuando llegĂł al Ășltimo capĂtulo que presenta este ensayo. PodrĂa, por nuestras conversaciones, pensar que fue entre l98Ăł y l998. Pero estĂĄ lejos de ser una referencia precisa. Hoy, finalizando el primer cuarto del siglo XXI, con sus dramĂĄticos cambios mantiene plena actualidad y vigencia.
Los monos continĂșan mono-logando, no han podido aprender a dialogar o pensar por su propia cuenta, sin andadores mentales prestados o impuestos.
Lo edito con la esperanza que nos impulse a esa aventura. (Miguel Ăngel GutiĂ©rrez, otoño de 2024)