En Gracias a Dios, no tienen mis genes, la autora narra su experiencia con la adopción: desde la dificultad para lograr el embarazo, los procesos de fertilización a los que se sometió junto con su pareja y todos los cuestionamientos que la llevaron a la determinación de adoptar.
"Cualquier persona que vaya a tener hijos debería entrar en una fase profunda de autoconocimiento", nos dice la autora, que tuvo que hacer frente a la desinformación en su entorno, los prejuicios tanto de los demás como los propios, así como a los miedos e inseguridades que viven en uno mismo. Esta es una obra reflexiva que ayuda a desvelar mitos y a responder dudas sobre el proceso de adopción. Permite constatar que el amor incondicional y verdadero surge de la convivencia y el cuidado porque, cuando el afecto y el cariño crecen, todos los prejuicios se quedan sin contenido.