Este libro explora las interacciones que aproximaban o distanciaban al conjunto de residentes de la ciudad de Popayán. Se analizan estos relacionamientos siguiendo dos parámetros determinantes en el seno de toda dinámica social: el género y la calidad socioracial. La autora los observa a partir de tres ejes: el hábitat, la familia y la comunidad; tres conceptos que están en el corazón de las conductas sociales. Yo me permito a continuación señalar ciertos aportes que me parecen dignos de mención desde mi perspectiva de historiador familiarizado con la tradición de la Nueva España. Inicialmente, subrayo el sorprendente hecho relativo a que aproximadamente mil residentes, el 15 % del total de la población se identificaran como 'nobles' en el censo de 1807, una designación totalmente inhabitual en una América muy mestiza, una particularidad ya planteada por Jorge Juan y Antonio Ulloa hacia 1750. Es también relevante la contradicción entre todo un sistema de valores relacionados con el patriarcado muy presentes en los comportamientos y el predominio de hogares que tenían a la cabeza una mujer; estos hogares alcanzaban uno de los índices más altos de Hispanoamérica, un total de 51 % de las casas.