Todo lo que Marinka desea es tener un amigo, pero uno de verdad, no como su casa con patas de gallina. La casa puede jugar quemados o a las escondidas, pero a Marinka le hace falta compañĂa humana, alguien con quien conversar y compartir secretos.
Eso es difĂcil de conseguir cuando tu abuela es una Yaga y, como tal, guĂa a los muertos al mĂĄs allĂĄ. Pero es aĂșn mĂĄs complicado cuando vives en una casa que camina por el mundo, llevĂĄndote con ella. Lo peor de todo es que a Marinka la entrenan para convertirse en una Yaga. Eso significa que no hay escuela ni clases de deportes o lecciones de mĂșsica, no hay fiestas ni amigos que puedan quedarse mĂĄs de un dĂa.
AsĂ que cuando se le presenta la oportunidad de hacer una amiga, Marinka rompe todas las reglas⊠y eso trae consecuencias devastadoras, como emprender un peligroso viaje hacĂa el mĂĄs allĂĄ.