ÂżQuĂ© hace que las contratapas de los viernes de Juan Forn sean tan adictivas? ÂżPor quĂ© sus lectores se pasan unos a otros el dato como si fueran miembros de una secta de elegidos? ÂżEs por su estilo, que tiene la precisiĂłn de un relojero y la infalibilidad de un lanzador olĂmpico? ÂżO es por su ojo de lector avezadĂsimo, siempre a la pesca de los mejores relatos?
La clave quizĂĄ resida en que Forn es capaz de contar la historia detrĂĄs de la cĂ©lebre foto de la chica vietnamita rociada de napalm, la de las marchas de los miĂ©rcoles de ancianas coreanas vĂctimas de la explotaciĂłn sexual o la del hermano menor de Vladimir Nabokov como si fueran ficciones. El autor de MarĂa Domecq se las ingenia para encontrar el germen narrativo que anida en cada uno de los hechos que cuenta, la cualidad de personaje que se esconde en cada persona, el drama que rodea cada momento histĂłrico y cada vida.
Tras diez años ininterrumpidos de escribir las contratapas que Emecé recogió en libro, este volumen de Los viernes es un magistral cierre de ciclo y una nueva muestra de ese don para narrar que ha consagrado a su autor como uno de los grandes escritores argentinos de nuestro tiempo.