Por saberse inmersa en la actitud analizada por Lacan del niño que aplica a su propio cuerpo el espejo para así conocerse y reconocerse, Lupe Rumazo ha hecho de su obra de relato un ejercicio de autoexamen de su propia realidad vital en toda la densidad plural que eso significa. Conocerse para conocer el mundo y el universo. Tres novelas: Carta larga sin final, Peste Blanca Peste Negra y Escalera de piedra que configuran la trilogía dan fe de ello.
Una vez más, más allá de lo autobiográfico se instaura una nueva manera de novelar. Y ese no distanciamiento con lo propio significa más bien un insertarse en lo más plural. En el caso de Peste Blanca Peste Negra, las pestes, son aquellos seres incapaces de transustanciación. Por otra parte la vida misma aporta en los momentos grávidos una peste terrible, asoladora y que aniquila. Habla Lupe Rumazo de la muerte, del dolor, de la enfermedad, de la soledad, pero también del poder.
"Novela rica, muy rica, ésta de Lupe Rumazo. Larga introspección por la palabra que recuerda a Proust en la búsqueda del tiempo perdido o el azaroso viaje del nuevo Ulises de Joyce, o a Sartre luchando contra la cosificación. Introspección que una identidad realiza sobre sí misma y al realizarla penetra en otras identidades", Leopoldo Zea.