Este libro explora, tanto desde diversos enfoques teóricos como desde el análisis histórico y político concreto, los mecanismos que han permitido que la perversión populista opere desde dentro de regímenes que, en muchos casos, pudieron haberse consolidado en democracias en el sentido cabal de la palabra.
Se argumenta que, con la instauración en la última década, en un buen número de países de la región, de esta democracia adjetivada (progresista, de izquierda o populista), la política latinoamericana parece haber abandonado la preocupación por incrementar la calidad de la democracia. Así, en lugar de requerir una democracia liberal, madura y estable, parece haber optado por acomodarse a una convivencia contra natura entre democracia y autoritarismo.