Todo lo que debes saber para hacer fácil lo difícil en el mundo de las inversiones
Hay cosas que son complicadas y a la vez extremadamente fáciles: invertir es una de ellas. Desde fuera parece un mundo excitante pero inaccesible, con su jerga y sus vaivenes incomprensibles; desde dentro, en cambio, puede resultar un juego de niños. Y ahí es donde también podemos equivocarnos.
Richard Oldfield narra su experiencia como gestor de inversiones partiendo precisamente de sus fracasos para demostrar que «aunque no es complicada, la inversión es difícil». Con un lenguaje accesible, humor y mucha carga autobiográfica, analiza los tipos de inversión, la importancia de las comisiones, la medición correcta del rendimiento o el extraño arte de elegir un buen gestor.
«He tenido la rara oportunidad de observar a distintos gestores de fondos y de ser uno de ellos, de modo que lo que pretendo transmitir aquí son los frutos de esa observación, así como las lecciones que he aprendido a través de mis propios éxitos y fracasos», confiesa Oldfield al inicio de este libro.
Que sea sencillo no significa que sea fácil se publicó en 2007 y se convirtió en un clásico de las inversiones. Ahora, casi veinte años después, Oldfield actualiza y amplía las enseñanzas de toda una vida dedicada a sacar rendimiento al dinero en una obra que disfrutarán por igual el profesional experimentado y el inversor aficionado.