Un aparente estoicismo parece
rodearnos por doquier. Desde
empresas y publicistas, hasta
deportista e influencers, todos
aconsejan vivir de una manera
estoica.
Pero Âżno estaremos renunciando
al placer de las pequeñas cosas,
aquellas que podemos elegir del
milenario jardĂn de la sabidurĂa
epicĂșrea? Denostado, incomprendido,
relegado durante siglos al olvido,
Epicuro propuso con su filosofĂa
un camino para alcanzar algo
tan esquivo para sus contemporĂĄ-
neos como lo sigue siendo para
nosotros: la felicidad. Y lo hizo
de una forma simple y coherente,
alejĂĄndose a un tiempo de la
bĂșsqueda incesante del placer
âempresa vana, con la que no
logramos sino acrecentar mĂĄs y mĂĄs
nuestros deseosâ y del ascetismo
extremo propio de doctrinas rĂgidas
como el estoicismo.
Charles Senard nos invita en
Ser estoico no basta a dejarnos
mecer por los testimonios del que
en su dĂa fue conocido como el
«maestro en su JardĂn», y por tanto
a vivir el presente y degustar el
epicureĂsmo del mismo modo que
Una llamada a vivir
el aquĂ y ahora
en tiempos
de dispersiĂłn
postulaba su creador, a pequeños
sorbos.