Desde que bajó del avión y se echó en los brazos de Donovan Masters, Jodie Richards supo que aquel hombre, cuya presencia y cuyos besos le encendían el alma, sería el marido ideal para ella. Pero enseguida descubrió que Donovan no era el hombre con quien había ido a unirse en el matrimonio concertado por carta, sino el hermano de su prometido ausente.
Donovan debería haberse resistido al abrazo de bienvenida de Jodie, pero al fin y al cabo no era más que un hombre. Envuelto en un sueño que se le antojaba inexplicablemente cautivador, aquel soltero empedernido se encontró debatiéndose entre el deber hacia su irresponsable hermano y lo que anhelaba con todo su corazón.