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Vidas cruzadas

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Era una dama, aunque no viviera como tal

De la riqueza a la pobreza mås absoluta, Grace tuvo que tragarse el orgullo, olvidarse de que era una dama y pedir trabajo en la panadería del pueblo. Pero todo cambió pasados unos años, cuando resultó ser beneficiaria de una herencia sorprendente.

Su herencia venĂ­a, eso sĂ­, con un pequeño inconveniente: abandonarĂ­a su vida de trabajo para hacerse cargo del cuidado del hijo ilegĂ­timo de su benefactor, prisionero de guerra y liberado bajo palabra y a cargo de ella. Era un ofrecimiento que no se podĂ­a permitir rechazar. El problema surgiĂł cuando descubriĂł que el prisionero al que iba a rescatar estaba agonizante y le rogĂł que se llevara a uno de los hombres de su tripulaciĂłn en su lugar




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Marta

8/25/2021

En las guerras todos pierden unos la vida, otros el honor. Emotivo el recuerdo a los prisioneros, después de la firma del tratado de paz