«Mis padres me llamaron Mikel. Luego empezó a hacerlo todo el mundo. Nací el 3 de junio de 1982 en Pamplona, ciudad a la que además de mi primera luz debo también todo mi árbol genealógico. Me crie en Vitoria, a la que debo primeras amistades, educación preuniversitaria y algunos amores torpes pero sinceros. En Bilbao, ciudad con la que también contraje deudas de amistad eterna, estudié una ingeniería de Telecomunicaciones, paso lógico en un camino que quizá nadie me había marcado pero que yo seguía a rajatabla. Ya en Madrid y tras cuatro años de oficina y rutinas de hombre recto, llega el milagro, o la reacción, y el título universitario queda en desuso en detrimento de la música y más tarde también de la literatura, que a día de hoy alimentan mi alma y, para tranquilidad de mis padres, pagan mis facturas.Poco más que decir. Me gustan los canelones de mi madre, el orgullo de mi padre –que mi madre esconde mejor– cuando me ve en el escenario o firmando libros, la paciencia de mi hermana con su hermano de hielo y la poca importancia que los que me quieren otorgan a todo lo extraordinario que me ha ocurrido en estos últimos años.»