Nacido en el barrio madrileño de Vallecas a finales de los sesenta, Policarpo Díaz Arévalo empezó a boxear en la adolescencia para escapar de un duro entorno. Con solo dieciocho años se proclamó campeón de España profesional de los pesos ligeros, título que revalidó en siete ocasiones. Y, con la misma precocidad, en 1988 se hizo con el cinturón europeo, sin llegar a cederlo en otras ocho defensas.Convertido en un fenómeno mediático, el que fuera designado como mejor boxeador de Europa de su tiempo, dio por fin el salto a la meca del pugilismo, los Estados Unidos, en 1991. Su derrota frente al magnífico Pernell Whitaker en el combate por la corona mundial de su categoría, marcó una frontera en la vida del que llamaron «Potro de Vallecas», y le sumergió en el oscuro mundo de la heroína.Recuperado al fin, una década después, Poli Díaz se ha levantado de la lona y actualmente se dedica a impartir «seminarios» de boxeo.