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Ilusiones perdidas - Refugio para un corazón - Condena de amor

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Ilusiones perdidas

¿Sería posible que aquel pequeño fuera su hijo?

Seis años atrás, Sara Hobart había ayudado a una pareja sin hijos a encontrar la felicidad. Ahora era ella la que necesitaba un pequeño milagro. El instinto le decía que Kyle Barclay era su hijo. Sólo había una cosa que se interponía en su camino: el padre del niño.

Desde la muerte de su mujer, Nathan había intentado ser un buen padre para su hijo Kyle. Entonces apareció aquella atractiva desconocida.

Legalmente, Sara no podía reclamar a su hijo, pero Nathan sabía que no podía apartarla del pequeño, que ya la adoraba. Por su parte, él estaba empezando a desear dejar de ser un padre viudo y convertirse en un padre de familia…

Refugio para un corazón

Ella había hecho sus planes para tener un bebé…

Sam Barclay aceptaría ser el padre y Corrie Edwards conseguiría el bebé que siempre había deseado. Parecía un buen plan, hasta que Sam, su donante de esperma decidió que quería la oportunidad que el destino ya le había negado una vez, la de ser padre en todos los sentidos.

El romance no entraba en los planes de Corrie, iba a ser un estricto acuerdo de negocios. Sin embargo, cuanto más se acercaba el momento de la concepción, más deseaba Sam que la relación fuera personal. ¿Podría convencer a Corrie de que juntos podían formar el hogar y la familia que ambos anhelaban?

Condena de amor

¿Podría la aventura de una noche convertirse en un amor para siempre?

Ben Barclay nunca cometía errores, y menos aún errores surgidos de aventuras de una noche. Así que, cuando descubrió que el resultado de su arriesgado y único encuentro con una bella desconocida iba a tener consecuencias muy duraderas, decidió asumir sus responsabilidades.

Sierra Girard no esperaba que Ben Barclay llegara a formar parte de su vida, por eso estaba más que sorprendida al ver cuánto insistía el abogado para que se convirtieran en marido y mujer, aunque sólo fuera por el bien del niño.

Pero incluso la precavida Sierra no podía negar que existía una gran atracción entre los dos, una pasión que podría incluso llegar a confundirse con verdadero amor.