Partido sorpresa. En 2010, el humorista punk Jón Gnarr fue elegido alcalde de Reikiavik después de haber creado junto a un grupo de anarco-surrealistas, como una provocación, el satírico Mejor Partido. El programa de esta plataforma política declamaba: "Podemos hacer aún más promesas que otros partidos porque no cumpliremos ninguna".
Partido sorpresa se inspira en la historia de estas elecciones y muestra cómo, en un contexto de crisis económica, un grupo de artistas consiguió interferir en la lógica partidista del sistema político islandés para desarrollar finalmente un proceso sincero de democracia directa y participativa.
"En un mundo que ha sido puesto patas para arriba, lo verdadero es un momento de lo falso", escribió Debord en 1967 en La sociedad del espectáculo. Al relatar esta aventura delirante pero honesta, compuesta de elementos reales y ficticios, Faustine Noguès ofrece una desopilante partitura teatral para un público amplio y flexible.
Las esenciales. Ese día, en la línea de corte del matadero, no hay solo vacas. Ese día también está el cuerpo de una mujer colgado cabeza abajo entre las reses, el de una empleada del matadero que no tendría por qué estar allí. Sus colegas protestan: es culpa del aumento del ritmo de trabajo. Se avecina una huelga, pero ninguno tiene experiencia en la protesta y, para colmo, nadie está preparado para asumir el papel de portavoz. Bajo la mirada hastiada de las vacas, que esperan la reanudación de la actividad, los trabajadores improvisan un levantamiento con métodos inusuales.
Faustine Noguès evoca, a través de una escritura teñida de humor negro, cómo nace la movilización en el corazón del matadero.