Sombras de pesadilla: "Porque Alec la querÃa, claro. Una cosa era lo que él hacÃa fuera de casa y otra, muy diferente, lo que sentÃa por su esposa. Y sentÃa amor, deseo y pasión.
AsÃ, sin más.
Era estúpido negárselo a sà mismo.
Pero oyendo a Margit tal pensaba que el mundo se le venÃa encima. Y en cierto modo era asÃ. El siempre creyó que el amor de Margit hacia él era tanto que todo podÃa pasársele, perdonársele y disculpársele. Pues no Margit estaba demostrando que el juego (si juego habÃa sido) se habÃa terminado.
—Desde luego —decÃa Margit en aquel instante— los niños se quedan conmigo. No necesito que los mantengas, ni de momento voy a solicitar el divorcio. Si llega el momento y me enamoro lo pediré aduciendo todo lo que acabo de decir. Si te quieres casar con otra, lo pides tú y en paz."