Su contrato era temporal, pero no iba a ser tiempo suficiente.
Paige Cooper, que de niña había sido una estrella de Hollywood, huía de la fama y trabajaba de niñera. Al ser contratada por el magnate de las perlas australiano Max Stone para ayudarla con su hija, Paige decidió aprovechar la oportunidad para escaparse a la otra punta del mundo.
Sorprendida por su conexión con Max, que era viudo, Paige deseó abrirse a él, pero revelarle su pasado podía destruir la relación más real que había tenido en toda su vida. No obstante, reprimir el deseo que sentía por él era un suplicio y, según iban pasando los días, se dio cuenta de que era inútil resistirse.