Era un hombre de inmensa riqueza y prestigio, pero el dinero no podía librar a Paul Spencer de un inevitable matrimonio sin amor. El testamento de su abuelo no le dejaba alternativa: o se casaba con Betina, una mujer a la que despreciaba, o perdía el negocio de la familia. Entonces conoció a la inocente y bella Cassidy Penno y ambos se enamoraron.
Paul sabía que un futuro juntos era imposible, a pesar de que Cassidy le prometió no pedir nada a cambio de entregarse a él por entero. Sin embargo, ese hombre de honor juró que no sería suya si no encontraba la forma de hacerla su esposa.