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Un paquete chileno

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El mundo es discontinuo, fractal. O así lo parece. No hay un solo lente para leerlo. ¿Leerlo? ¿Acaso no sea más bien cosa de sumergirse en él? O, yendo en la otra dirección, no hacia el mundo sino hacia sus nombres, ¿agotar el lenguaje, exprimirlo, examinar al tiempo cada significado, cada interpretación, cada dilema mental? Puedo extremar las posibilidades. Y cabe hacerlo. Recorrer todas las posibilidades: agotar la significación y

hacerlo desde el centro de las cosas, refundido con ellas: Las crestas de las olas alcanzan caracteres que solo imprimen en mareas altas.

Así, los contrasentidos, los consentidos contrasentidos pueden extenderse, impregnar el texto. Por ejemplo: el tono de una conversación que nadie tiene, la manera como nadie lo dice. Por ejemplo, la mezcla de planos, dos temas intercalados: No sabes amar con intensidad, dudo de que te arda la sangre