Cuando el día anterior a la boda su novio desapareció con la dama de honor, Stefanie decidió huir de la compasión de sus amigos y parientes.
Quinn Branson fue quien le brindó la oportunidad de hacerlo. Él, que había sufrido la misma suerte, comprendía sus sentimientos, ya que la dama de honor de Stefanie era su novia. Los seis meses en el Pacífico que le ofreció a Stefanie parecían perfectos para recuperarse del desengaño. El problema era que tenían que casarse.
Stefanie pronto descubriría que un matrimonio, por provisional que fuese, con un hombre tan atractivo como Quinn, estaría poblado de tentaciones y emociones que ella nunca había pensado que existiesen.