La escritura de Lispector, siempre inquisitiva, tiene la peste de las preguntas bien formuladas: sus personajes no cesan de espetarle al lector aquellas preguntas que él, por miedo o desidia, hubiera preferido omitir. Pero a esas preguntas ella no contesta con respuestas, contesta con revelaciones, epifanías que al mismo tiempo dicen y conservan la dura médula del enigma. La obra de Lispector deja testimonio de una voluntad feroz para encontrar, en medio de la lengua y en su límite, el material literal para cernir lo Real de la Vida, del goce, del amor, del asesinato y de la muerte misma ... Esa es la sustancia cierta y material de este encuentro. Para comenzar, el lector encontrará en este libro algunas consideraciones metodológicas en el acercamiento del psicoanálisis a la literatura. Estas páginas insisten sobre un asunto ya planteado por Freud: los artistas siempre han anticipado... Luego, entrará en "La cosa criminal", para discernir, siempre con Lispector, la elusiva maquinaria del paso al acto. Enseguida, hallará en "El bestiario del goce" la proliferante presencia de los animales en la obra de esta autora. Podrá allí ponderar la justa medida para el exilio del goce en que habita este animal lenguajero del cual son. Un paso más y, con "La vida en el germen", estará ante el nódulo real que palpita tras la cambiante figura del animal: la vida en su anonadante persistencia. Para terminar, y sin una conclusión posible, llegará a puerto desconocido con "El acto más desamparado": el acto de escribir cuando no hay guía conocida.