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Desterrada en su propia tierra

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Las campanas de la iglesia no volvieron a dejar escuchar su voz. La onomatopeya de sus vibrantes y 'promeseros' sonidos solo eran reminiscencias de un ayer sin retorno. DespuĂ©s de la desapariciĂłn de don Benedicto Jerez, el padre Benja no volviĂł a aparecer. Lo Ășltimo que se supo fue que no estaba autorizado por los jerarcas religiosos para dar declaraciones. Ser prudente fue la recomendaciĂłn.