¿Dónde vamos a bailar esta noche? recoge ese instante fugaz que dura lo que dura un suspiro pero que se recuerda -y se recrea-toda una vida. Lo fugitivo, el momento perfecto que se escapa entre los dedos como el agua, y el que sólo permanece un destello. La felicidad plena, la armonía completa, el aroma que no se puede retener pero que de alguna manera se fija en la memoria como una marca de fuego. Por eso volvemos una y otra vez al mismo sitio, intentando reconstruir las piezas de un puzzle que nunca es el mismo y nos condena a la nostalgia en la búsqueda del esplendor en la hierba.
Javier Aznar, autor esquivo y misterioso, se estrenó con con un éxito que superó todas las expectativas en el Manual de un buen vividor. Sus crónicas -adictivas, vitales,ligeras, cosmopolitas, luminosas- provocan la expectación que se genera en la antesala de los viajes, en la incertidumbre de un amor que aun no se ha convertido en rutina. Pero por debajo de los amores, los viajes, los amigos, los futbolistas y los veranos, en ¿Dónde vamos a bailar esta noche? aparece también un paseante solitario que encuentra la fascinación en el arcoíris de gasolina de un charco.
Javier Aznar pone palabras a lo invisible, a lo efímero. A todo aquello que es, al fin, lo único que permanece.