En marzo de 1954, los vietnamitas abrieron fuego contra el bastión del colonialismo francés de Dien Bien Phu, lanzando varias oleadas cuya última, el primero de mayo, aniquiló a un enemigo ya desmoralizado. El 7 de mayo, el general Giap aceptó la capitulación del general Christian de Castries, tomando prisioneros a 16 mil hombres, y tras derribar 62 aviones enemigos. Genio logístico, convincente político y gran educador de masas, la leyenda rodea la vida de este hijo de campesinos que acabó siendo un gran amigo y aprendiz del legendario presidente Ho Chi Minh. Casi tan venerado como el Tío Ho, Giap redefinió varios conceptos de la lucha armada, en particular la guerra de guerrillas y la teoría de la guerra popular. Hombre extremadamente inteligente, Giap fue un autodidacta que llevó durante casi cuatro décadas las riendas del ejército vietnamita. Se forjó en la doctrina guerrera de Mao y la adaptó a la insondable idiosincrasia del vietnamita, fortaleza que explotó casi tan magistralmente como las debilidades enemigas.