La arquitectura, para su culminación, precisa del concurso de la experiencia espacial. Desde esta base metodológica la autora se sirve del poder cognoscitivo de la mirada para ir desvelando paulatinamente, desde la dimensión trascendente de los materiales, las claves de la arquitectura contemporánea del entorno alpino de los Grisones que creíamos conocida. A lo largo del texto se van tejiendo relaciones desde la experiencia táctil de las obras analizadas, sin más escudos que el de la propia percepción. El discurso se hilvana desde la visualidad formativa con el concurso de la experiencia del sentimiento. En la estela de la tradición moderna la obra no parte de imágenes sino de materiales. En el fondo del discurso late el debate entre lo local y lo universal en una búsqueda por lo atemporal que invita al lector a percibir las obras desde una intensa proximidad y, simultáneamente, desde una cierta lejanía alimentada por la referencialidad de los proyectos analizados que supera la analogía o la geometría para sumergirse en una conceptualización matérica. A la vez se introduce el tema del tiempo, tanto en la arquitectura como en los materiales, en la sabiduría de que la intensidad solo acontece en la lentitud. Este trabajo entiende el material como veneración. En él podemos aprender cómo los arquitectos –entre ellos Olgiati, Märkli o Zumthor- aspiran a expresar con la materia el sentimiento de vinculación y refugio del hombre con y en la naturaleza. La autora nos ayuda con su brillante investigación a diluir la frontera entre las inquietudes técnicas y las humanísticas palpando en cada paramento, en cada espacio, en cada objeto, las razones espirituales del construir. Mediante un recorrido hacia lo esencial el trabajo nos aproxima a la interpretación contemporánea de lo sublime. Este volumen, en definitiva, se nos presenta como el cobijo donde poder seguir recogiendo nuestra mirada y, con ella, las aspiraciones profundas del habitar.