Tomeus Paramore ejerce su discreta cátedra en la Escuela de Instrucción Pública Millerson, un escenario decadente que parece el reflejo de su anodina vida personal. Blindada por el amor a la música y la geometría, por la misantropía y el sarcasmo, la del profesor es una existencia sin esplendor pero sin sobresaltos…, hasta que comete la temeridad de forzar el destino: un romance turbulento con una alumna menor de edad provocará el comienzo de un declive personal, que inesperadamente propiciará la oportunidad de apuntar hacia sus verdaderos objetivos: la búsqueda de la belleza, la liberación a través de la literatura o de cualquier otra actividad funambulesca que lo mantenga a salvo.
En el proceso, un encuentro casual con el septuagenario Dolfuss I.G. —poeta y dandi decadente que se convertirá en su némesis—, desviará la vida de ambos hacia un punto imprevisible de mutua destrucción: Tomeus se verá sometido a un acoso sin tregua por parte de Dolfuss, cuyo extraño comportamiento obligará al profesor a deshacerse de él, buscando un resarcimiento que resulte proporcional a la ignominia padecida.
El mundo de Tomeus se está desintegrando por momentos, pero la irrupción de la sugestiva Belinda, y la intervención de su amigo Mefisto, que brindará a Tomeus el escenario idóneo para reconstruirse y para planear conjuntamente un escarmiento reparador contra Dolfuss, supondrán su última oportunidad de salvación.
Cuando, rozando con los dedos la posibilidad de otra vida, Tomeus se vea empujado a volver al eje, tendrá que decidir si quiere entrar de nuevo en la rueda o permanecer en ese territorio inseguro que lo hace libre.
Con los ecos de la traición, el hedonismo, la aceptación social, la aspiración a lo sublime, o los difusos límites entre la vida pública y la vida privada como fondo, se va tejiendo la red en la que se debaten todos estos homínidos anónimos, héroes imperfectos, abocados a una continua brega con el mundo y consigo mismos. El decrépito señor Tos, el borrachín Glenfiddich, el indigente Mr. Bojangles, la inquietante señora Bonamassa, la peripuesta Petra Consolatio o el director Medrano, entre otros, completan la extensa galería de los misfits, de los individuos desajustados, de los que no encajan, de los inadaptados. Seres humanos corrientes con sus vidas ordinarias, y sus fugaces destellos de grandeza: todos nosotros.