Los autores de esta obra, una mujer laica y un sacerdote jesuita, ofrecemos refexiones a partir de nuestra experiencia humana y de fe, que se ha dejado interpelar una y otra vez por el Misterio, pero también sobre cómo hacer un aporte pastoral crítico en el contexto que nos toca vivir para hacer creíble y relevante la Buena Noticia. No se trata de un libro de exégesis bíblica. Menos aún un libro de teología dogmática que pretenda realizar un aporte original en ese terreno, no es este el fruto de una investigación académica.
A través de estas páginas afirmamos, hasta machaconamente, que sí tiene sentido la aventura humana, y lo hacemos a través de reflexiones bíblico-teológicas y otras más existenciales a partir de experiencias significativas, apelando a los lenguajes narrativo y poético. Elegimos distintas y confluyentes "entradas", con categorías contemporáneas, al Misterio de Dios revelado –y revelándose– a nuestra comprensión en los procesos históricos.
Invitamos al lector a que se demore en la belleza escondida en muchos textos bíblicos y especialmente en la vida de Jesús, que nos ofrece la luz para percibir la profundidad y el misterio de la vida humana. Al amparo de la famosa frase de San Ireneo de Lyon: "La gloria de Dios consiste en que el hombre viva, y la vida del hombre consiste en la visión de Dios", este libro quiere ofrecer una luz que ayude a percibir y admirar la belleza escondida tanto en la palabra de Dios como en experiencias y situaciones que podríamos calificar de entrañablemente humanas.