Premio AdonĂĄis 2015, segĂșn el jurado, "por su inteligencia poĂ©tica, que señala, tras las apariencias, el sentido profundo de las cosas". A partir de elementos difuminados, y, en muchas ocasiones, con un tono predominantemente irĂłnico, Sancho Ferrer establece un universo donde lo difuso -niebla, sueño, vaho, ceniza, espejos- configura los lĂmites de una realidad a la que intenta acercarse mediante la nostalgia o de la melancolĂa. "Nombremos lo que duele" parece ser el verso concluyente de este esplĂ©ndido, maduro y reflexivo libro, escrito con la lucidez de quien ansĂa descubrir lo que de verdad envuelve tanto el velado mundo exterior como interior del poeta.