Valentina y Natalia cumple, como en un rito, todas las reglas del relato romĂĄntico. El corresponsal del protagonista decide darle a un anĂłnimo compilador la abundante correspondencia del "desdichado autor". De ese modo âcomo en tantas obras del periodoâ las cartas son una forma de diario Ăntimo, el mejor vehĂculo para la reflexiĂłn y la introspecciĂłn interior. El final del protagonista se puede adivinar, la intensidad de sus sentimientos lo supera⊠Pero el novelista no empeña su mayor pasiĂłn en la lĂnea argumental sino en el tratamiento del lenguaje, el estilo, la construcciĂłn de la personalidad de su hĂ©roe. Nada hay que lo vincule a las nuevas corrientes literarias, hace âpor el contrarioâ un esfuerzo por olvidar la condiciĂłn temporal. Es intencionalmente anacrĂłnico y asĂ los rasgos del espĂritu romĂĄntico afloran sin dificultad. A la vuelta de unas pĂĄginas, lo que parecĂa inverosĂmil se torna natural. La historia, que es la de una pasiĂłn flamĂgera, se divide en dos partes, que a su vez encarnan dos musas femeninas, Valentina, adolescente inconsciente de las pasiones platĂłnicas que desata, y Natalia, mujer joven pero madura que interactĂșa y reflexiona con Jacob.