Una familia normal y un barrio tranquilo. O no. Las engañosas apariencias pueden maquillar los secretos y las miserias de un variopinto grupo de personajes que incluye alquimistas altruistas, Robin Hood empalmados, monjas capitalistas o delincuentes octogenarios. Día tras día las calles de este acogedor distrito se desperezan para dar paso a jornadas salpicadas de alcohol, sexo, violencia y religión. Esta banda sonora es el sobrio acompañamiento de un complicado devenir familiar y la prueba irrefutable de un país en el que los verdaderamente campechanos son los súbditos.