Parece ser que la preferencia, hace miles de años, de las hembras pre-humanas por machos menos violentos y más implicados en la crianza derivó en una nueva especie, de la que Gabriel era descendiente. Más débil, había superado el hándicap de la fuerza física en la etapa de apareamiento con una mayor implicación familiar. Ahora, con la maleta en la puerta de la casa, respuesta inicial a una ruptura inesperada, esta dedicación se había revelado como insuficiente.
Hay que saber perder, manual infrecuente para futuros separados, es la sucesión de reacciones de nuestro protagonista, en clave de humor, a un nuevo e insospechado "proceso evolutivo" (o "cambio de estado") que inicia de manera forzada y finaliza, no sin extenuantes dificultades, de forma voluntaria.