Por fin ha llegado la hora de acabar una intensa jornada de trabajo, llena de sinsabores. Una auténtica maratón para completar mi parte del gran engranaje que es la empresa donde laboro, en el cual no se puede malograr sin perjudicar al resto.
Estaba recogiendo algunos papeles de mi despacho cuando escuchĂ© ese singular sonido que hace el ordenador cuando recibo un nuevo e-mail. A estas horas no suelo revisarlos, ya que prefiero estar fresco para verlos, y hoy ha sido un agotador dĂa, ya lo verĂ© mañana cuando regrese. Normalmente no los leĂa hasta la mañana siguiente, ni siquiera lo hacĂa en mi casa intentaba separar mi vida profesional de la personal.