(0)

María

E-Book


Pagaría por volver a mi buhardilla, por volver a aquellos tiempos; pagaría por llegar arriba en los inviernos antes que la Maricarmen y coger yo el horno, o por correr abajo e ir a su casa a ver el fascinante Nacimiento; pagaría lo impagable por volver a aquel 98 en que por fin vino a vivir mi madre al dúplex y llegamos a ser seis en la familia. Pagaría… Qué estupidez. Qué tonterías se me ocurren cuando me pongo sensiblero, cuando me pongo a recordar lo que no debo… Nada hay que pagar, lo sé. El calor de una familia no se paga, no tiene precio. Sólo se percibe. Cuando falta hace enano y frío un enorme dúplex como el mío, cuando emana amplia y cálida una mísera buhardilla.