Tara y Steve llevaban casados un año. Se conocieron en el hospital donde Ă©l trabajaba como mĂ©dico y ella como empleada temporal en la piscina de la secretaria. Era terrible en su trabajo. Fue vergonzoso. Su neo-nazi de un jefe de administraciĂłn Oksana hizo de su vida una pesadilla. Le habĂa gritado a Tara en no menos de siete ocasiones por error de etiquetado y extravĂo de archivos. Fue delante de otros compañeros de trabajo y en privado y ofendiĂł a Tara, pero nunca fue lo suficientemente valiente como para enfrentarse a ella al respecto.
En cambio, se casĂł con un mĂ©dico y a las pocas semanas de casarse ambos estuvieron de acuerdo en que no tenĂa que aguantar tal falta de respeto. Se fue en buenos tĂ©rminos de su lado, siendo profesional. SĂłlo por dentro sentĂa vergĂŒenza en la boca del estĂłmago por ser tan incompetente en su trabajo frente a una mujer fuerte y capaz de la que sĂłlo querĂa respeto.
Ella realmente deseaba haberlo hecho mejor, pero sabĂa que habĂa dado lo mejor de sĂ misma y que no estaba a la altura de las circunstancias. Ahora Tara pasaba sus dĂas en casa, bronceĂĄndose y comprando. Steve estuvo genial y sus vidas fueron increĂbles.