Sienna Rushford necesitaba desesperadamente reclamar la herencia de su padre. Pero el testamento ponĂa como condiciĂłn que debĂa estar felizmente casada. El Ășnico hombre al que Sienna podĂa recurrir era a Keir Alexander. SabĂa que Ă©l necesitaba un prĂ©stamo para un negocio, por ello le propuso un trato: que a cambio de su ayuda financiera se casase con ella, aunque sĂłlo temporalmente. Pero Keir no iba a conformarse con ser un marido de alquiler, querĂa que su matrimonio fuera real.