Veinticuatro horas después de una boda relámpago en Venecia, Amy descubrió que su marido se había casado con ella para conseguir un antiguo anillo de incalculable valor. Entonces, la joven decidió escapar de Italia. De vuelta en su país, incapaz de confesar lo estúpida que había sido, no le contó a nadie que se había casado con el millonario Vincenzo Ravenelli.
Pero, cuatro años más tarde, aún sabiendo que nunca amaría a nadie como había amado a Vincenzo, Amy decidió librarse de su pasado. Había llegado el momento de volver a Venecia y enfrentarse con su esposo para que le concediera el divorcio.