Sobre la fugacidad. O por quĂ© vivir bien no es una broma. La vivienda es un asunto que no tan solo concierne a los negocios inmobiliarios, sino a la reflexiĂłn mĂĄs profunda sobre la arquitectura. Y los arquitectos, casi todos, en una alianza constante y sumisa con los dueños del capital, siempre estĂĄn mĂĄs atareados en buscar un beneficio econĂłmico para unos pocos y olvidan un compromiso social para muchos. La vivienda social, como la vivienda en general, podrĂa repensarse desde unas cuantas condiciones que, por supuesto, no interesan lo mĂĄs mĂnimo a los que opinan que el inmovilismo, o la otra cara de lo reaccionario que es el maquillaje moderno, es lo que importa para empujar el negocio por el que han venido al mundo. Todo por la pasta. La reflexiĂłn sobre la construcciĂłn de la vivienda es un asunto que concierne tĂ©cnicamente a los arquitectos, aunque posiblemente lo podrĂan hacer mejor otros especialistas. Pero, el pensamiento sobre su condiciĂłn cultural e intelectual estĂĄ sujeto a los datos que obtenemos de la sociedad, de la historia y de las tecnologĂas. Es por tanto, un oficio topolĂłgico y transversal, apropiado a nuestra formaciĂłn disciplinar contemporĂĄnea.