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Encerrados con el deseo

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Cuando Tara empezó a recibir amenazas, Clint supo que debía protegerla, pero ella parecía empeñada en no hacer caso de sus advertencias… y en hacerle hervir la sangre de deseo. Tara era una mujer independiente e irresponsable que no dejaba que nadie se acercara demasiado a ella. ¿Qué podía hacer un texano como él? Por de pronto, ocupar el sofá de su casa, aunque prefería su cama y, mientras estaba encerrado con la bella Tara, quizá consiguiera encontrar la llave de su corazón.