"Una llamada a sanar nuestra subjetividad para poder salvar el planeta."
Freud alertó sobre la profunda necesidad de que nuestros líderes fueran personas de visión superior. Junto a Einstein, explicaron los impulsos que nos llevan a la guerra; hoy, bajo la inercia de las mismas tendencias, estamos desencadenando una catástrofe climática. Este escenario enciende una alarma que reclama un esfuerzo por sanar el alma humana, presa del principio del placer asesino.
La comprensión de la física cuántica requiere el descentramiento de la posición del sujeto observador, y así, interpretar la "relatividad" de las categorías de tiempo y espacio. Los hechos del presente se encuentran entrelazados cuánticamente con sucesos distantes en el "continuo" espacio-tiempo. Aprehender la propuesta freudiana también supone el descentramiento del sujeto observador, del yo imaginario.
Nuestro desarrollo teórico permite comprender e integrar la conexión subjetiva-cuántica de "lo siniestro transgeneracional"; así, y a la luz de la cosmovisión "cuántico-relativista", emerge una nueva cartografía de la psique que supera tanto el determinismo mecanicista como los reduccionismos y los antagonismos clásicos. El escrito es, además, un compendio de psicoanálisis y psicología integral, en diálogo con disciplinas oficiales y ciencias alternativas.
La enfermedad es disociación (polarización) y desintegración; la guerra y la destructividad, la cura es la integración. El nuevo paradigma exige subordinarse a la ética de mejorar el todo y no solamente una parte. "La cura es la restañación: a aquello que Tánatos separa y desune, la amalgama del Eros lo une".